El Trastorno de la ansiedad generalizada en niños y el tratamiento psicológico
Según el DSM-IV-TR la sintomatología estaría relacionada con una ansiedad o preocupación excesivas no centradas en una situación u objeto específico presentando inquietud, fatigabilidad, dificultad de concentración, irritabilidad, tensión muscular o alteraciones del sueño durante más de seis meses.
Normalmente los niños que presentan este trastorno se muestran preocupados por una gran variedad de situaciones y quejas somáticas relacionadas con dolores de estómago o de cabeza, son niños «perfeccionistas», que buscan complacer a los demás y «excesivamente maduros» (March, 1995; Strauss , 1990). La prevalencia se encuentra entre los 12-19 años de edad y la edad de comienzo se estima entre los 10,8 y los 13,4 años.
Los factores precipitantes se relacionan con las cogniciones de estos niños dirigidas a las relaciones con los otros (familiares, compañeros, problemas escolares…). Aunque se desconocen los mecanismos de transmisión de la ansiedad en familias, muchos de los problemas encontrados se dan en el núcleo de estas y relacionados con una sobreprotección y ambivalencia frente al niño que suelen corresponder a una insatisfacción marital.
La intervención puede ser realizada en torno a diversos ámbitos. Las terapias cognitivo-conductuales tienen como objetivo el cambio comportamental y utilizan estrategias donde la familia y el entorno social se encuentran involucrados donde se informa, tanto a los padres como al joven, de donde proviene este miedo irracional y los síntomas que se producen, así como el entrenamiento en habilidades para actuar frente a estas situaciones. Además los padres deberán controlar que el niño haga las tareas encomendadas y referidas a la exposición al estímulo, así como encargarse de darle la «recompensa» relacionada con los logros obtenidos.
Por tanto, a parte del entrenamiento y con la consecuente reestructuración cognitiva que tiene que hacer el niño, la labor de la familia en referencia al control, manejo de contingencias, estimulación, aplicación del tratamiento, entrenamiento de habilidades, manejo de posibles recaídas, etc. es imprescindible para que el niño pueda alcanzar el objetivo final. Ya que, como nos indican Barrett, Rappe y Dadd con su intervención familiar, «se encuentra una evidencia creciente de que la ansiedad en los niños se encuentra significativamente relacionada con la frecuencia y retroalimentación parental negativa».
La intervención en el trastorno de ansiedad generalizada (TAG) en los adultos presenta algunos cambios con el de los niños.
En Biospais, el psicólogo le ofrecerá un tratamiento personalizado para superar el trastorno de ansiedad generalizada y mejorar su calidad de vida.
Miquel Colomer
Psicólogo clínico.
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