Tics nerviosos en niños y adolescentes y los conocimientos de la psicología
Los tics nerviosos son movimientos involuntarios bruscos, cortos y repetitivos de cualquier grupo muscular. Se consideran el trastorno del movimiento más frecuente de la infancia. Normalmente son pasajeros, pero no en todos los casos.
En relación a los tics, la gravedad, la localización anatómica, la frecuencia y la complejidad varían a lo largo del tiempo. Típicamente los tics afectan a la cabeza y cara, con frecuencia, pero se pueden generalizar a otras áreas del cuerpo.
Encontramos diferentes tipos de tics: Tics motores simples, tics motores complejos, tics vocales simples, tics vocales complejos.
Los tics motores simples: son los más frecuentes y suelen afectar a la cara, cabeza y cuello. Encontramos, por ejemplo, guiñar un ojo, movimientos repetitivos con la cabeza, etc.
Los tics motores complejos: afectan a grupos musculares al repetir una acción, incluyen: tocar, agacharse, doblar las rodillas, dar giros al caminar.
Los tics vocales simples: en estos casos el niño o la niña resopla, carraspea, gruñe o repite un sonido determinado.
Los tics vocales complejos: a diferencia de los tics vocales simples, se repite una palabra. Puede alternar entre palabras que escucha (ecolalia), repetir sus propias palabras (alilalia) o repetir palabras obscenas, malsonantes o insultos (coprolalia), muy relacionado con el trastorno de Tourette, este último.
En la mayoría de casos los tics no suelen afectar demasiado los niños. En los adolescentes puede que les afecte más en su ámbito social, en la relación con sus compañeros. Por regla general no suelen alargarse más de un año.
En el trastorno de Tourette los tics y hábitos nerviosos no se erradican en su totalidad, no existe un tratamiento ideal, sino que depende de cada niño. Los psicologos aplicamos un tratamiento conductual que presenta buenos resultados sobre la disminución de los tics y hábitos nerviosos.
Si los tics nerviosos le causan un malestar significativo en Biospais le podemos atender para buscar la solución más adecuada a su caso. En el caso de que les hayan diagnosticado un Trastorno de Tourette o cree que puede tenerlo, el tratamiento cognitivo conductual puede ayudarle a minimizar el malestar.
Miquel Colomer Ortega
Psicólogo de Biospais