Psicología: La afectividad
El psicólogo trata en la consulta la afectividad, que la entendemos como el conjunto de experiencias que definen y engloban la vida emocional de la persona. La afectividad engloba diversos elementos, como los sentimientos, las emociones, los deseos, en el conjunto de estados que vive la persona de manera personal y subjetiva.
Las emociones tienen respuestas orgánicas, como el aumento de la respuesta cardiaca en situaciones de miedo o ira. Estas situaciones tienen un aumento mucho mayor de la frecuencia cardiaca que emociones positivas, como la alegría. En las emociones hay un estímulo que las desencadena, que puede ser real o imaginario; una reacción psicofisiológica, como: sudoración, diarrea, pérdida del apetito, espasmos musculares, o alteraciones de la presión arterial; el componente cognitivo de la persona, basado en sus creencias, pensamientos, defensas, etc.; y el contexto en que surge, como una situación estresante. En la presencia de una emoción la persona vivirá cada uno de estos componentes de una manera más o menos alterada y con un peso específico diferente.
Los sentimientos se relacionan con la experiencia subjetiva de la emoción y se prolongan más en el tiempo, aunque no van acompañados de los síntomas vegetativos que hemos comentado más arriba. Los sentimientos son estados afectivos complejos, pero a diferencia de las emociones son estables en el tiempo, duraderos y menos intensos. Ejemplos de sentimientos serian el orgullo, el amor, los celos, la vergüenza o la simpatía, entre otros.
Los deseos representan una necesidad consciente, una carencia o una atracción que va acompañado de los sentimientos que lo amplia.
La persona puede verbalizar el estado de ánimo de maneras muy diferentes y es normal que la afectividad fluctúe en diferentes contextos de nuestro día a día. Cuando es aconsejable empezar una terapia psicológica es en el caso de la emoción se alargue mucho en el tiempo e interfiera en nuestra vida personal, social, laboral o familiar. Por ejemplo, la tristeza puede ser normal en un duelo, pero si un mes después todavía existe, quizás sea el momento de acudir a un profesional. Si tiene alguna duda al respecto o quiere empezar una terapia contacte con nosotros.
Miquel Colomer Ortega
Psicólogo de Biospais
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