El papel del psicólogo cuando se pierde de la capacidad de la orientación

Las personas sin ningún trastorno neurológico estamos orientadas en espacio, tiempo y persona. Esto quiere decir que conocemos nuestro entorno, nos ubicamos en el espacio en el que vivimos, situamos nuestro cuerpo en  relación con el sistema sensoriomotor. Esto es posible gracias a la formación de conceptos y experiencias pasadas, que depende del correcto funcionamiento de determinadas zonas cerebrales. La orientación está relacionada con la atención e intervienen la memoria y la percepción.  La correcta capacidad  para orientarnos nos permite situarnos en el espacio y tiempo correctos, como: hora, día, mes y año, el domicilio, calle, piso y ubicar nuestro cuerpo y posicionarnos en él.

El abuso de substancias como el alcohol, algunos medicamentos (anticolinérgicos) o drogas puede dar lugar a pequeñas desorientaciones. Estas personas que abusan de estas substancias pueden decir que son pequeños despistes o un olvido pasajero ya que hacen su valoración e interpretación de la situación bajo los efectos de dichas sustancias. Una vez pasado el efecto vuelven a estar orientadas si no han causado daños cerebrales permanentes.

Las personas con trastornos neurológicos o con traumatismos craneoencefálicos pueden perder la capacidad de orientación. La desorientación provoca graves modificaciones de la conducta personal y social habitual. La persona desorientada se caracteriza por no conocer  el tiempo y espacio en el que vive y, en algunas ocasiones, puede confundirse sobre sí mismo. Estas personas no saben donde se encuentran y confunden el tiempo presente, el tiempo pasado y la perspectiva temporal. Estas personas desorientadas pueden reconocer a personas de la calle o personal médico con a sus familiares más cercanos.

Miquel Colomer Ortega

Psicólogo de Biospais

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